Salesianos Cooperadores

martes, 14 de octubre de 2008

Los Salesianos Cooperadores nacimos con el proyecto de Don Bosco en favor de los jóvenes pobres. Desde fines de 1841, en efecto, para su "obra de los oratorios" recurrió a la colaboración de muchas personas. Ampliando su obra, Don Bosco se dio cuenta de la creciente necesidad de Cooperadores, (también de sacerdotes, pero sobre todo de laicos), ligados a las misión salesiana. Pensó entonces en unirlos y asociarlos.


¿Cómo quiso Don Bosco a los Cooperadores? Ante todo que fuéramos corresponsables de la misión salesiana: "A los Cooperadores Salesianos -escribe en su reglamento se les propone la misma mies de la Congregación de San Francisco de Sales, a la que quieren asociarse" (RDB, IV). Por consiguiente están insertos en la realidad del mundo: "Estos, haciéndose Cooperadores Salesianos, pueden seguir en medio a sus ocupaciones ordinarias, en el seno de su familia..." (RDB, III).


Cada Cooperador está llamado al apostolado, o sea a vivir con corazón Salesiano la misión de la Iglesia, pero cada uno vive el compromiso apostólico de un modo adecuado a sus propias responsabilidades familiares y profesionales, a los propios talentos, a las propias aptitudes, a los dones y gracias recibidas, a la propia formación, e incluso en el propio estado de salud: "prestando en todas partes una atención preferente a la juventud necesitada".


El apostolado del Cooperador es ante todo un servicio al Reino de Dios, que abraza toda la vida cotidiana y que se expresa también en actividad. La colaboración en la actividad pastoral de la Iglesia es expresión de una coherente experiencia de fe que impregna toda la existencia.

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