El grupo del Movimiento Juvenil Salesiano
MATICES presenta la obra "Hasta la Eternidad" basada en la vida del joven mártir Salesiano Cooperador Bartolomé Blanco Márquez.
Obra escrita por: Martín Piedra
Fecha: Sábado 31 de octubre
Hora: 20 hrs
Lugar: Auditorio de la Parroquia María Auxiliadora, Lima 05, PERÚ
El 24 de septiembre Bartolomé fue trasladado a la cárcel de Jaén, en cuyo pabellón de ‘Villa Cisneros’ tuvo la suerte de coincidir con quince sacerdotes y otros muchos seglares fervorosos. En dicha cárcel fue juzgado y condenado a muerte, el día 29 de septiembre.
En el juicio sumarísimo por el que tuvo que pasar, Bartolomé dejó constancia inequívoca de sus creencias. Tanto el juez como el secretario del tribunal no dudaron en mostrarle su admiración por las dotes personales que le adornaban y por la entereza con que profesó sus convicciones religiosas. Bartolomé oyó al fiscal solicitar en su contra la pena capital y comentó sin inmutarse que nada tenía que alegar, pues, caso de conservar la vida, seguiría la misma ejecutoria de católico militante.
Siempre se había caracterizado por confesar su fe con optimismo, elegancia y valentía.
Las cartas que la víspera de morir, escribió a sus familiares y a su novia son una prueba fehaciente de ello. “Sea esta mi última voluntad: perdón, perdón y perdón; pero indulgencia, que quiero vaya acompañada de hacerles todo el bien posible...." Así pues, os pido que me venguéis con la venganza del cristiano: devolviéndoles mucho bien a quienes han intentado hacerme mal”, escribía a sus tías y primos. Y a su novia: “Cuando me quedan pocas horas para el definitivo reposo, sólo quiero pedirte una cosa: que en recuerdo del amor que nos tuvimos y que en este momento se acrecienta, atiendas como objetivo principal a la salvación de tu alma, porque de esa manera conseguiremos reunirnos en el cielo para toda la eternidad, donde nadie nos separará”.
Sus compañeros de prisión han conservado los emotivos detalles de su salida para la muerte, con los pies descalzos, para parecerse aún más a Cristo. Al ponerle las esposas, las besó con reverencia, dejando sorprendido al guardia que se las ponía. No aceptó, según le proponían, ser fusilado de espaldas. “Quien muere por Cristo –dijo-, debe hacerlo de frente y con el pecho descubierto. ¡Viva Cristo Rey!” y cayó acribillado junto a una encina. Era el día 2 de octubre de 1936. Iba a cumplir 22 años.
Fue beatificado por S.S. Benedicto XVI, en Roma, el 28 de octubre de 2007, junto con otros 497 mártires de la persecución religiosa en España entre 1934 y 1937.
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