Testimonio Sincero y Grande en torno al joven Bartolomé Blanco mártir del siglo XX en España

viernes, 26 de octubre de 2007

Por Ángel León - Diseño: DonaldPress/PublyPromo

Acabo de recibir este autentico y grandioso testimonio, sobre el joven Bartolomé Blanco y en vísperas de la mayor Beatificación de la historia de 498 Mártires del Siglo XX en España que, como hemos venido informando se celebra este domingo 28 de octubre en Roma, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, será concelebrada por más de un millar de sacerdotes diocesanos y religiosos. La Conferencia Episcopal española ha confirmado también este jueves que se prevé la asistencia, en ese momento, de 2.500 familiares de los mártires.


La mayoría de los sacerdotes concelebrantes proceden de las diócesis, las órdenes y las congregaciones a las que pertenecen los futuros beatos.


Ayudarán en la celebración los seminaristas de los religiosos a cuyas congregaciones pertenecen los mártires.


Antes de la Eucaristía, desde las 9,15 horas, en la Plaza de San Pedro se entonarán cantos y se leerán testimonios procedentes de documentos de los mártires para que los peregrinos, que habrán podido acceder a la Plaza desde las 8,00 horas, puedan prepararse para la celebración litúrgica.


La Eucaristía dará comienzo a las 10,00 horas. Será presidida por el cardenal José Saraiva Martins como delegado papal. Es el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.


Le acompañarán en el altar los obispos españoles presentes en Roma y los superiores generales de las órdenes religiosas.


La Ceremonia consistirá en una concelebración eucarística con el rito de beatificación tras el acto penitencial.


El arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, a cuya archidiócesis pertenece el mayor número de los mártires, se acercará al altar acompañado por los obispos de las diócesis en las que se instruyeron las 23 Causas, y por los correspondientes postuladores.


El purpurado dirigirá unas breves palabras en las que solicita al Papa Benedicto XVI que inscriba en el catálogo de los beatos a los mártires.


A continuación los obispos enumerarán la causa de beatificación de sus diócesis respectivas siguiendo el orden que corresponde a la fecha de introducción de las causas: Barcelona, Burgos, Toledo, Cuenca, Ciudad Real, Mérida- Badajoz, Madrid, Oviedo, Jaén, Santander, Cartagena y Gerona.


El arzobispo de Madrid concluirá la súplica de beatificación en nombre de todos los obispos. Entonces el cardenal Saraiva dará lectura a la Carta Apostólica del Papa Benedicto XVI de Beatificación.


Después de la lectura se entonará el canto «Chistus vincit». Terminará el rito de la beatificación con unas palabras de agradecimiento del cardenal Rouco.


La Eucaristía continuará como de costumbre. Finalizará la celebración con el Himno a los mártires del Siglo XX en España «Semillas de Paz», interpretado por el Coro de la Catedral de La Almudena de Madrid.


Bueno yo les dejo con esta carta y el testimonio, donde se respira paz, amor y concordia. Presten atención.



Original Message - - - - -
From: Domingo González Diz
To: Domingo
Sent: Friday, October 26, 2007 1:31 PM
Subject: Testimonio
Queridos amigos:
Estamos en vísperas de la beatificación de nuestros mártires. Uno de ellos es el joven Bartolomé Blanco, católico comprometido, miembro de la Acción Católica y catequista en los Salesianos de Pozoblanco.
Su hermana Ana Blanco vive todavía y nos transmite un testimonio precioso, que nos explica el verdadero significado del martirio. No murieron por defender una ideología. Prefirieron morir antes que traicionar el amor de Jesucristo.
Un abrazo
Domingo González Di
c/ San Francisco de Sales s/n
14010- CÓRDOBA


«Perdón, perdón y perdón»
La Razón
En el corazón de Ana Blanco no hay lugar para el rencor. Sólo tenía tres años cuando fusilaron a su padrino, Bartolomé Blanco, un joven católico militante que aún no había cumplido los 22. «Perdono de todo corazón. Y no sólo yo, sino que en casa todos hemos perdonado. Las primeras, mis tías, que siempre supieron quién era la persona que lo había matado y nunca lo revelaron, se llevaron el nombre a la tumba. De hecho, cuando terminó la guerra, les dijeron que podían poner una denuncia y el culpable iría a la cárcel, pero ellas se negaron, dijeron que ya estaba perdonado y que si Bartolomé perdonó, nosotros también lo haríamos».


El recuerdo de los 498 mártires que serán beatificados el próximo domingo está vivo todavía hoy entre sus amigos, familiares y descendientes. Sus antiguas fotografías siguen colgadas - 70 años después- en las paredes de las casas donde habitaron; sus escritos se guardan como reliquias y su legado de perdón a los verdugos que no dudaron en apretar el gatillo se transmite de generación en generación.


Bartolomé Blanco, a sus 21 años, era un joven inteligente, dinámico y comprometido con la causa católica. Publicó numerosos artículos defendiendo la religión, era sindicalista, catequista con los salesianos y secretario de Acción Católica. Cuando aún era un niño, quedó huérfano de padre y madre, por lo que fueron sus tíos los que le criaron como a un hijo más. A ellos y a sus primos se dirigió por escrito desde la cárcel de Jaén cuando el martirio asomaba ya a la puerta de su celda, sólo un día antes de ser fusilado descalzo y con los brazos en cruz al grito de «¡Viva Cristo Rey!»:

«Sea ésta mi última voluntad: perdón, perdón y perdón; pero indulgencia que quiero vaya acompañada del deseo de hacerles todo el bien posible. Así pues, os pido que me venguéis con la venganza del cristiano: devolviéndoles mucho bien a quienes han intentado hacerme mal».

Fragmentos de las cartas escritas por Bartolomé un día antes de morir
A su familia: «Mi comportamiento con respecto a mis acusadores es de misericordia y de perdón».


A su novia Maruja: «Ellos, al querer denigrarme, me han ennoblecido; al querer sentenciarme, me han absuelto, y al intentar perderme, me han salvado […]. Puesto que al matarme me dan la verdadera vida y al condenarme por defender siempre los altos ideales de religión, Patria y Familia, me abren de par en par las puertas de los cielos».


«Cuando me quedan pocas horas para el definitivo reposo, sólo quiero pedirte una cosa: que en recuerdo del amor que nos tuvimos, y que en este instante se acrecienta, atiendas como objetivo principal a la salvación de tu alma, porque de esa manera conseguiremos reunirnos en el cielo para toda la eternidad, donde nada nos separará».


«Sé fuerte y rehace tu vida, eres joven y buena, y tendrás la ayuda de Dios que yo imploraré desde su Reino. Hasta la eternidad, pues, donde continuaremos amándonos por los siglos de los siglos».

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