Don Bosco en su afán por convertir a los jóvenes en “
buenos cristianos y honrados ciudadanos” los ayudaba a asumir un proyecto de vida encaminado a Cristo, mostrándoles siempre una visión positiva de la vida y de las metas que debían alcanzar.
Con este fin les planteaba como pilares de santidad el esfuerzo personal, la profunda amistad con Jesús y una devoción especial a María, la apertura hacia los demás y el sentido del pecado. Para cumplir con su tarea fundó la Familia Salesiana, que desde un inicio se enriqueció con la santidad, cuyo testimonio es el don más precioso que los Salesianos siempre han ofrecido a la juventud.
De ahí en adelante son cada vez más numerosas las personas que deciden llevar una vida de santidad, demostrando que ésta no es un privilegio de unos cuantos, sino que es más bien un estilo de vida. Esto lo demuestran beatificaciones como del padre Augusto Czartoryski, sor Eusebia Palomino y los cooperadores salesianos Alejandrina Da Costa y el joven Bartolomé Blanco entre otros.
Santidad Juvenil Salesiana
Don Bosco trabajó y dedicó su vida a la formación de la juventud, sólo le bastaba que fueran jóvenes para que los quiera con toda su alma. Pero lo más sorprendente de este amor era el convencimiento de que todo joven era capaz de ser santo, lo cual hoy en día es una realidad y se convierte en la característica que diferencia a los Salesianos, ya que son muchos los ejemplos de santidad juvenil , cuyos mejores representantes son Santo Domingo Savio y la Beata Laura Vicuña, que nos demuestran que no es necesario llevar una vida religiosa para poder obtener la santidad, la cual se puede lograr en la vida ordinaria y común.
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