La tarea de San Juan Bosco no fue nada sencilla, por el contrario tuvo que superar muchos inconvenientes y dificultades para poder realizar a plenitud el plan de vida que se había trazado. Pero a pesar de los problemas que se le presentaban jamás dejaba de vivir la espiritualidad cristiana con alegría, lo que a la vez servía de ejemplo a sus muchachos para poder alcanzar la santidad.
La santidad que propone San Juan Bosco es alcanzable en la vida diaria, obteniéndose mediante ¡la alegría, responsabilidad, cumplimiento de los deberes, perseverancia y hasta en la misma diversión; es decir todo puede acercarnos a Dios, pero siempre y cuando se tenga como continuo soporte los sacramentos de la Eucaristía y Reconciliación. Por ello se puede vivir la Santidad Salesiana:
Teniendo a Cristo como modelo y Maestro en el camino de la santidad.
Siendo fieles a nuestro proyecto, a nuestra identidad salesiana.
Viviendo la fidelidad de lo cotidiano.
Obediencia centrada en el deber.
Asumiendo el camino de ascesis: el trabajo y la templanza.
Alimentando nuestra fuerza interior con la oración y los sacramentos.
Cuidando momentos que permitan controlar la dispersión y el activismo: retiro mensual, ejercicios espirituales anuales, momentos litúrgicos fuertes y vida comunitaria.
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